Pollo frito

El pollo no es "un gallina" pero está "frito".

Creo que debo hacerle "un pequeño pero sentido homenaje", al nunca bien ponderado señor don pollo, quien a pesar de haberse convertido en uno de los alimentos más consumidos a nivel mundial, de proveernos de una carne blanca, suave, extremadamente versátil y, por lo demás, sumamente barata; creo que está considerado como uno de los más indignos animales y su nombre está asociado a la cobardía (es un gallina), a la fealdad (quedó como un pollo mojado), a la ignorancia (si no sabes, no te metas pollo peletas).
Ya ni siquiera culinariamente recibe un trato respetuoso. Todavía recuerdo los tiempos en que (en Colombia) comer pollo estaba destinado a las grandes ocasiones, entonces un arroz con pollo, un pollo a la cazadora o unas doradas croquetas de pollo hacían las delicias de los invitados.
Luego se industrializó su producción y ahora si que nos parece "el hijo de la peor vieja". Es verdad que estos pobres pollos producidos en masa han perdido muchas de sus cualidades gastronómicas, e incluso a veces tienen sabores poco gratos (que recuerdan el cartón o a ciertas medicinas), pero podemos encontrar algunos de relativa calidad en los mercados y sigue siendo un excelente recurso para los cocineros.
La historia sitúa el origen del pollo como animal doméstico en la India, donde comenzó a domesticarse hace 4.500 años. Posteriormente, y gracias a los intercambios comerciales, se extendió a Persia, y más tarde pasó a Europa, debido sobre todo a la expansión del imperio romano. Luego los españoles lo traen al nuevo mundo y ¡aquí lo tenemos!
Así pues, nuestro humilde pollo es hoy por hoy tan popular, que cada año se consumen más de 35 millones de toneladas de su carne y se producen unos 600.000 millones de huevos. De modo que, de ahora en adelante, más respetico con él.
Aquí voy pues con la receta de hoy (no crean que es otra ironía a la condición "pollil")

Pollo frito

6 presas de pollo
2 limones
1 litro de aceite neutro (canola o maiz o girasol)
4 cdas de harina de trigo
Pimienta
Sal

Se ponen a marinar las presas de pollo salpimentadas, en una mezcla del jugo de los limones y 1/4 de taza de aceite.
Se meten tapadas a la nevera durante dos horas. Se les da vueltas dos o tres veces durante ese tiempo, para que se impregnen bien de la marinada.
Echamos las cuatro cucharadas de harina, 1 cdita de pimienta y 1 cda de sal en una bolsa de plástico. Agitamos para que se mezclen.
Se retira el pollo de la nevera, se secan muy bien las piezas con papel de cocina (o un trapo limpio), se meten en la bolsa una por una, se cierra la bolsa y se sacude, de modo que queden completamente cubiertas de harina.
Tendremos ya aceite abundante muy caliente en una sartén honda, pero el fuego se mantendrá medio-alto, no demasiado alto pues pueden quemarse por fuera y no cocinarse por dentro.
Se echan a freir las piezas del pollo. Se voltean cuando se les vean los bordes de color dorado oscuro. En lo posible deben voltearse una sola vez y el dorado final debe ser oscurito, pero no quemado, por supuesto.
Se sacan y se ponen sobre papel de cocina para que les absorba el exceso de grasa. Se puede comer caliente o frío.
Esta receta es ideal para hacerla la noche anterior y llevarla al pic-nic.

1 comentario:

leo dijo...

que paso con las recetas? estoy aca sufriendo y vos no estas poniendo recetas??