Pasta falsa de calabacín (zucchini)

Miren que idea tan chévere para quienes han reducido el consumo de carbohidratos pero extrañan las pastas. Este calabacín (zuchini) rallado queda con una textura que nos permite recuperar la sensación del spaguetti en la boca y por tener un sabor tan neutro es compatible con cualquier salsa con que desemos acompañarlo.
Eso si, necesitamos un buen rallador (ojalá una mandolina) que nos permita rallar el calabacín a lo largo, la idea es obtener tiras lo más largas y delgadas que podamos.
Ahhh, cuando compremos calabacines, es bueno considerar:
- Que sean firmes al tacto, compactos, pequeños o medianos, sin manchas ni arrugas en la piel y pesados en relación con su tamaño.
-Es preferible rechazar los calabacines grandes porque suelen tener demasiadas pepitas y una carne menos tierna y más amargosa.
-La intensidad del verde que presente su piel no influye en la calidad del fruto, ya que el color depende de la variedad a la que pertenezca el calabacín. También hay amarillos, de rayas y algunos casi blancos.
-Pueden conservarse en la nevera en buenas condiciones durante unas dos semanas, aunque es preferible consumirlos durante los primeros 5-6 días, ya que su sabor y textura desmejoran con el paso de los días.
-El etileno, sustancia gaseosa que segregan en mayor cantidad ciertos vegetales durante su maduración, confiere sabores amargos al calabacín. Por ésta razón, no han de almacenarse junto a frutas que producen este gas tales como plátanos, melones, melocotones...
-Se pueden congelar, siempre que con anterioridad se escalden en agua hirviendo durante unos tres minutos.
Pasta falsa de calabacín
(4-5 porciones)

4-5 calabacines
Ajo picado al gusto (o sin él)
3 cdas de aceite de oliva
2 cdas de albahaca picada (opcional. Pueden usar otra hierba o no usar ninguna)
Una pizca de sal y pimienta.

Se ralla el calabacín a lo largo, evitando rallar el centro, pues está lleno de semillas y agua que no le aportan nada al plato.
Cuando ya esté la salsa y a punto de servir, ponemos a calentar el wok (o la sartén) y en fuego alto sofreímos en el aceite de oliva la cebolla y el ajo hasta que éste comience a dorarse (ojo, el ajo demasiado dorado se pone amargo).
Añadimos el calabacín, espolvoreamos la sal y la pimienta, la albahaca picada, le damos vueltas delicadamente para que se impregne del aceite. Prácticamente no hay que cocinarlo, buscamos que se caliente bien y adquiera los aromas y sabores que hay en el aceite.
Lo servimos y le ponemos la salsa por encima...les advierto que crea adicción pues combina maravillosamente bien con todo.
Aunque hoy la acompañé con una salsa de almejas y camarones, recomiendo esta pasta-base a los vegetarianos pues con ella se pueden hacer unos spaguettis deliciosos y nutritivos, perfectos para salsas delicadas de champiñones, tofu, quesos o verduras.

Salsa de almejas y camarones
(5 porciones)
20-25 almejas frescas
25-30 camarones medianos precocidos
200 grms de tomates cherry partidos a la mitad (o 3 tomates medianos partidos en cuadros)
1/2 taza de vino blanco (o caldo de pollo o verduras)
1 echalote o 1/2 cebolla picada en tiritas
1 taza de espinaca picada (opcional)
2 dientes de ajo picado o triturado
2 cdas de aceite de oliva
1 cda de mantequilla
2 cdas de perejil picado
1 cda de salvia picada
Sal y pimienta
Las almejas se ponen -a fuego medio- en un recipiente tapado, con un poquito de limón, sal y unas goticas de aceite, moviendo la olla de vez cuando, hasta que abran, tomará 5-6 minutos. Si una o varias no abren, hay que desecharlas. También pueden comprarse ya cocidas.
Sofreímos el echalote (o la cebolla) en el aceite hasta que empiece a dorar, añadimos el ajo, el vino o caldo, dejamos reducir el líquido hasta casi secarse, añadimos los tomates, la espinaca, la sal y la pimienta, le damos vueltas suavemente 2-3 minutos, añadimos los camarones, las almejas ya abiertas, un poquito del agua que soltaron las almejas al cocinarlas y la salvia.
Dejamos que la salsa hierva dos minutos más. Incorporamos la mantequilla partida en trocitos, apenas se diluya y mezcle, retiramos la salsa del fuego y la servimos sobre el calabacín espolvoreándo por encima un poquito de perejil.

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