Peras: ¿qué esperas?

Pensando en que -por fin- se acabó el odioso invierno, los árboles están otra vez llenos de hojas y flores, puedo escuchar pájaros al amanecer y que definitivamente "la primavera la sangre altera" decidí colgar esta receta afrodisíaca.
Claro que existen los alimentos que potencian nuestra líbido, pienso que así como cuando se nos desbalancea el litio perdemos el contacto con el mundo real o si nos falta una "migajitica" de serotonina lo único que nos provoca es tirarnos por el balcón; de la misma manera los alimentos contienen sustancias, formas, olores, colores y sabores que aumentan nuestro deseo y capacidad amatoria. Piensen por ejemplo en los espárragos y las ostras, catalogados como afrodisíacos desde hace centurias, ¿a qué se les parecen? ¿a qué les huelen? ¿qué les recuerda su textura? Piensen bien mal y acertarán.
Creo que estas peras por sus hermosura, delicadeza, ingredientes (las especias y la vainilla tienen fama de excitar los sentidos) y exquisito sabor, son el final perfecto de una cena romántica y el inicio ideal para una noche de amor.
Yo hice 8 peras pero no porque fuera a participar en una orgía, si no porque somos varios en esta familia y 8 frutas son el número ideal para usar de una vez toda la botella de vino. Tampoco piensen taaan mal.

Peras: ¿qué esperas?

8 peras
1 botella de vino tinto seco
1/2 taza de miel de abejas
El jugo de 1 naranja y sus cáscaras
El jugo de 1 limón y su ralladura
2 astillas grandes de canela
20 clavos de olor
1/2 cdita de nuez moscada rallada
1 cdita de esencia de vainilla
Agua
1 cdita de maizena
Hojas de yerbabuena fresca

Relleno
200 grms de queso mascarpone (o un queso crema que no tenga mucha sal)
2 o 3 cdas de azúcar de repostería (XXX, pulverizada, etc)
1/2 cdita de esencia de vainilla
1/2 taza de nueces picadas (se pueden usar pistachos, almendras, pecanas, etc.)
3 cdas de crema de leche (se puede obviar si usan el mascarpone)
Se mezclan los ingredientes del relleno. Inicialmente es recomendable darle unas vueltas al queso únicamente, para que se suavice y mezcle bien con los demás ingredientes.
Se cocinan a fuego medio las peras peladas, pero sin quitarles el pedúnculo (¡de nuevo pensando mal!), con el vino, la miel, las especias, el jugo de naranja, el de limón, las cáscaras de naranja y la ralladura de limón.
Debe usarse un recipiente en el que queden cómodas en una sola capa y se añade el agua suficiente para cubrirlas totalmente con el líquido; flotarán y así se les puede dar la vuelta dos o tres veces durante la cocción con el fin de que adquieran de manera pareja el hermoso (y erótico) color que les da el vino. Procuren no usar un vino muy malo, ni se les ocurra utilizar ese "brebaje" que llaman vino de cocina y que uno encuentra en los supermecados por ahí mal puesto entre las pasas y demás ingredientes de repostería (yo usé un Shiraz australiano que es baratico pero riquísimo y tiene un color muy concentrado por lo que tiñe las peras muy bien).
Se dejan hervir destapadas durante 45-50 minutos. Ellas deben quedar suaves pero no "blandengues" para que se dejen rellenar y conserven su forma al emplatarlas.
Se dejan enfriar dentro del caldo, luego se retiran, el caldo se cuela y se lleva de nuevo al fogón hasta que se reduzca a 3/4 de taza más o menos. Se espesa la salsa con una cucharadita de maizena disuelta en 3 cdas de agua, dejándola hervir dos minutos más.
Con un sacabocado o con un cuchillo muy delgadito (o como mi Dios les ayude) se les hace un orificio a las peras desde la base, pero sin atravesarlas, retirándoles las semillas y dejando un canal como de 2 cms de diámetro aproximadamente. Hay que hacerlo con mucha delicadeza para que no las desbaratemos con las manos o mueran a las cuchilladas.
Se rellenan las peras, puede hacerse con una manga pastelera, con una cucharita pequeña (aunque así es más lento) o, como hice yo, cortando una esquina de una bolsita plástica pequeña e "inyectando" la mezcla de queso y nueces a la fruta.
Para facilitar el asunto se parten las peras a la mitad, se les retira el centro y se rellena el hueco que resulta. Por supuesto quedan menos bellas, pero igual de ricas.
Una variante es hacerlas sin rellenar. Asi se evitan este proceso que es un poquito engorroso aunque, de verdad, vale la pena hacerlas completicas.
Les aseguro que al comerlas emitirán más de un quejidito de placer... ¡mmm...mmm!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me esperan las peras! Las del sur, las del olmo, Si no fuera pérz-osa, haría peras! Seré paciente y haremos peras en un peral!!! Bello tu blog!