Tartiflette o cazuela de queso, papa y tocineta

Ay ¡por Dios! Ya casi termina febrero pero este odioso invierno no cede, no sé cúanto tiempo más nos espera de frío, nieve, bruma, interminables días-noches que a veces resultan casi insoportables para mis pobres huesitos tropicales amantes de "playa, brisa y mar" (recordé esa de la Billo's Caracas Boys).
El caso es que este clima nos pide (casi nos exige) platos contundentes, calientes, ricos en calorías, que nos permitan enfrentarnos con energía a los rigores del frío. La tartiflette es uno de ellos, es una poderosa combinación de queso, papa, tocineta y crema de leche que, ciertamente reconforta y nos deja listos para el combate contra la nieve y otras inclemencias, pero si se nos va la mano es probable que nos mande directo a hacer la siesta, lo que no tiene nada de malo tampoco.
Tartifla quiere decir papa en el idioma franco-provenzal, una lengua románica que se habla en algunas regiones de Francia, Italia y Suiza (asumo, por la terminación "ette" que en francés construye el diminutivo, que Tartiflette quiere decir entonces algo así como "papita").
A pesar de que esta arómatica cazuela tiene toda la cara de ser un plato típico tradicional, la verdad es que fue una creación del sindicato de Reblochon (el queso protagonista) que data de hace apenas unos treinta años, con la intención de incentivar el consumo de este queso.
El hecho es que los habitantes de las regiones de Saboya y Alta Saboya se la apropiaron como si fuera de toda la vida, de modo que uno la encuentra -en esta época- en los menús de todos los restaurantes, desde los más populares hasta los más "jailosos", apreciando sólo ligeras variaciones de unas versiones a otras.
Les propongo pues esta receta a sabiendas de que en Colombia no es fácil conseguir el Reblochon, pero se puede sustituir por Brie, Camambert u otro queso cremoso de costra. Creo incluso que, para el gusto colombiano, vale más un sustituto ya que el fuerte aroma del Reblochon puede "espantar" a muchos parroquianos, aunque su cremosidad y su ligero gusto a avellanas son inigualables.

Ingredientes
(Para cuatro personas)
  • 1 Queso Reblochon de 450 grms (o el sustituto elegido)
  • 1 kilo de papas
  • 200 gramos de tocineta picada en trocitos (también podemos usar tocino "carnudo")
  • 1 - 2 cebollas de huevo (o cebolla blanca)
  • 1/2 taza de vino blanco seco (recuerden; esta taza es la "cup" gringa, no la de nuestro chocolate)
  • 1/2 taza de crema de leche
  • 1 - 2 dientes de ajo
  • Pimienta negra y nuez moscada rallada
  • Sal
Se ponen a cocinar las papas sin pelar, en abundante agua salada, mientras tanto salteamos la cebolla picada en juliana (tiras delgadas verticales), cuando comienza a dorar añadimos el ajo finamente picado (o machacado con un poquitico de sal para que se deshaga y se convierta en un puré) y el tocino picado en trocitos de 1 cm aprox.
Cuando ya las papas están cocidas, las retiramos, las pelamos y partimos en rodajas de 1/2 cm.
Luego, en un molde que va a ir al horno, disponemos la mitad de el sofrito en la base y la mitad de las papas, añadimos la mitad de la crema de leche y del vino, espolvoreamos un poquito de pimienta y de nuez moscada.
Repetimos, una capa con el sofrito, las papas restantes, la crema de leche y el vino, pimienta y nuez moscada (ojo con la nuez moscada, hay que usar muy poquito pues es muy fuerte y su aroma dulzón puede darle olor a postre y no es la idea).
Partimos el queso en dos mitades longitudinales y lo disponemos sobre la mezcla con la corteza hacia abajo.
Metemos el molde al horno precalentado a 200ºC hasta que el queso se pone doradito y crocante por encima, unos 25-30 minutos. Se sirve muy caliente. Podemos acompañar la tartiflette con una ensalada verde sencillita y con vino blanco seco o incluso con un vino tinto suave, ya que su contundencia lo permite.
Si no van a tomar vino les sugiero entonces acompañarla de una tisana (agua aromática) caliente. Los franceses y suizos recomiendan acompañar siempre los platos de queso fundido (fondue, raclette, tartiflette, etc) con vino o con una bebida caliente para hacerlos más fáciles de digerir.
Juro que es una delicia casi pecaminosa...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Se ve rico pero será que es imposible conseguir ese queso en Bogotá?

Patri dijo...

Pues no sé, hace años que no voy a Bogotá. Pero por el precio que, según recuerdo, había que pagar por un queso importado (feta, manchego, etc) no creo que valga la pena. Otra cosa sería si ya se produjera en el país.

Anónimo dijo...

Oiga que cosa tan rica! Me quedó deli con el bri de alpina, como será con el queso que usted dice!